Fascitis Plantar

La fascitis plantar es en esencia una condición muy común de dolor en el talón. A partir de los 45 años, la población no deportista está en grave riesgo de padecerla, aunque también se le atribuye un 10 % de los casos a la población de jóvenes practicantes del deporte, que incluso llegan a sufrirla de por vida. Te explicamos todo lo que necesitas saber acerca de esta afección inflamatoria.

¿Qué es la fascitis plantar?

fascitis plantar

Se utiliza el término fascitis plantar cuando la fascia plantar o ligamento arqueado presenta inflamación grave o moderada a causa de desgarros en los tejidos producidos por el ligamento fibroso de la fascia plantar a lo largo de la parte inferior del pie. Básicamente es un dolor de talón muy intenso y permanente por la inflamación.

Ahora bien, para tener un diagnóstico lo primero que necesitamos saber es qué es la fascia plantar. Se trata de una banda de tejido muy gruesa que se encarga de cubrir los huesos en la base del pie. La misma se extiende desde el talón hasta los huesos de la bola del pie y conecta el calcáneo a los dedos y crea el arco del pie. Su función básicamente es actuar como una banda de caucho que genera la tensión que mantiene el arco del pie.

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Esta estructura es fundamental para caminar por el hecho de que tiene una incidencia esencial en el el arco plantar, y a través de ella se absorbe y se devuelve la energía que se produce cuando el pie impacta contra el suelo. Por otra parte, también protege y mantiene los metatarsianos evitando un exceso de flexión de los dedos.

Cuando la banda es larga, el arco del pie suele ser bajo, es entonces cuando comúnmente se dice que la persona tiene pie plano. Por otra parte cuando una banda de tejido es corta, el pie tiene un arco perfectamente alto. Si la fascia se inflama por alguna afección, caminar no será tarea fácil y el dolor será el mayor inconveniente. A esa inflamación es lo que precisamente se le conoce como fascitis plantar.

La inflamación que produce la fascitis plantar generalmente se produce en la zona en la que la fascia se inserta con el calcáneo. Ocurre cuando el ligamento fibroso de la fascia plantar que se extiende a lo largo de la parte inferior del pie, desgarra los tejidos.

Solo entonces es cuando se produce el dolor, que en principio puede empezar a desarrollarse en la parte interna del tobillo pero que comúnmente se concentra en la zona donde la fascia se une al calcáneo, es decir, el hueso del talón.

¿Cuándo ocurre?

Ocurre cuando le exigimos demasiado a nuestros pies. Recordemos que la fascia plantar se encarga de absorber y expulsar la energía, la presión y el esfuerzo; por eso cuando la presión es excesiva se daña o se desgarran los tejidos.

En ese orden, la sobrecarga de ejercicio o actividad física es una de las principales causas. El escuerzo repetitivo de actividades como correr o saltar pueden ocasionar a la larga un daño en la fascia plantar.

Pero no necesariamente una fascitis se deba al exceso de ejercicio. También puede estar relacionada con la retracción del tendón de Aquiles (o mecánica del pie). En este caso, las personas más afectadas suelen ser las de pie plano, pronadores o que tienen una afección en la marcha (es decir, que tienen distorsionada la forma en que el pie toca el suelo). Por esas razones el apoyo del pie no es el más adecuado y a la larga la fascia plantar sufre el daño.

Otra causa frecuente son las enfermedades concomitantes, es decir, enfermedades como la artritis, la diabetes o la gota, que como efecto colateral pueden ocasionar este tipo de inflamación. No obstante, estas causas son más frecuentes en las personas de la tercera edad.

Y por último, usar los zapatos incorrectos puede ser nocivo para la salud de tus pies al punto de llegar a hacerte padecer esta condición. Los zapatos adecuados siempre serán los que proporcionan un ajuste y un amortiguado correcto, de lo contrario, la mala distribución del peso y el impacto contra el suelo pueden dañar la fascia. De hecho, esta es una de las causas más frecuentes.

En resumen, las causas de la fascitis plantar por lo general están relacionadas con microtraumatismos repetitivos, uso excesivo o desgaste por causas genéticas.

¿Quiénes pueden padecer fascitis plantar?

Cada año, cerca de dos millones de pacientes padecen fascitis plantar. La afección aparece en la población no deportista generalmente después de los 45 años, pero, a causa de la sobrecarga de ejercicio, los jóvenes deportistas son bastante propensos (como mencionamos en un principio, conforman un 10 % de los casos a nivel global).

En el caso de los deportistas, el aumentar las rutinas de ejercicio, el exponerse constantemente a ejercicios de alto impacto y el no variar las rutinas, son los detonantes perfectos para sufrir este tipo de inflamación. Sin importar el género, quienes se expongan a estos excesos pueden llegar a padecer la condición.

Mientras tanto, los casos de la población no deportista son más comunes en las mujeres que en los hombres. Esto se debe en gran parte al acortamiento de la musculatura posterior de la pierna (a mayor acortamiento, mayores posibilidades de sufrir fascitis plantar). En ese sentido, el uso de tacón constante es uno de los principales detonantes. Así que a las mujeres que han estado usado zapatos de tacón por décadas, les conviene ir disminuyendo paulatinamente la altura del calzado.

Por otra parte, quienes anteriormente han padecido esta inflamación seguramente se preguntarán si es posible recaer en la condición. La respuesta es simple: si no se modifica la causa que originó la primera fascitis, las posibilidades de padecerla de nuevo son altas. Así que la población que anteriormente ha padecido fascitis plantar, también es propensa a reincidir.

Entonces, en síntesis, los deportistas que se exponen a ejercicios de alto impacto, los adultos mayores de 45 años (sobre todo las mujeres acostumbradas a usar tacón) y quienes han sufrido en algún momento la inflamación en el talón, son las personas más propensas a sufrir fascitis.

¿Cómo saber si padezco fascitis plantar?

Lo primero es reconocer los síntomas para luego pasar a la fase de exámenes y diagnóstico. Los síntomas más comunes son: dolor cerca de la zona del talón, en la base del pie; dolor al dar los primeros pasos al levantarse de la cama o luego de un largo período de reposo (viajes largos en automóviles, por ejemplo); el sentir que los dolores ceden después de caminar unos pocos minutos; y por último el sentir mayor dolor después del ejercicio o la actividad física (no durante).

Si le describes estos síntomas a un médico, probablemente te examine el pie buscando alguno de estos signos alarmantes: arco pronunciado; área de máximo dolor en la base del pie justo frente al hueso del talón; notar que el dolor empeora al flexionar el pie mientras el médico hace presión en la fascia plantar, y que el dolor mejora cuando pones los dedos rígidos y los mueves hacia abajo; notar que el movimiento «hacia arriba» del tobillo es limitado.

Luego de escuchar los síntomas y comprobar estos signos, el médico solicitará algunos exámenes para comprobar que es fascitis plantar y no ninguna otra afección inflamatoria. En ese sentido, solicitará exámenes como radiografías, porque los rayos X aportan una imagen clara de los huesos y permiten detectar el problema en la fascia plantar. Puede que también el médico solicite una imagenología de resonancia magnética (MRI), solo en el caso de que el dolor del talón no se alivie con los tratamientos iniciales.

¡No confundir con el espolón calcáneo!

fascia fascitis plantar

Las pruebas de radiografía revelarán si el dolor que la persona siente en la zona del talón tienen que ver con una fascitis plantar o con un espolón calcáneo.

Se trata de un espolón calcáneo cuando se observa en la imagen una calcificación del tubérculo posterointerno del calcáneo. Es muy fácil confundir ambos padecimientos porque los síntomas y el tratamiento son muy similares, pero claro que guardan sus diferencias.

El espolón aparece cuando se genera una tracción continuada de la fascia contra el calcáneo. En principio, esa tensión genera la fascitis, pero con el tiempo y al no ser tratada, es cuando se forma el espolón.

Hablamos de fascitis solo cuando en las pruebas no hay evidencia de esa calcificación. No obstante, el objetivo de los tratamientos para ambas afecciones es el mismo: liberar la tensión de la fascia para que disminuya la inflamación y así mismo el dolor.

Cabe destacar que en ambos casos el tiempo juega mucho a favor o en contra, es decir, mientras más temprano se haga el diagnóstico y por ende el tratamiento, mejores y más efectivos serán los resultados a corto o mediano plazo.

Fascitis plantar fisioterápia

Cuando el diagnóstico indica que la afección es una fascitis, el paciente no necesariamente debe terminar en un quirófano. De hecho, el 90 % de los pacientes encuentra la solución a su problema a través de la fisioterapia. Te compartimos algunos métodos.

Ejercicios para fascitis plantar fisioterapia

  1. Pararse frente a una pared y apoyarse contra ella con una rodilla estirada y el talón en contacto con el suelo; mientras tanto la otra pierna debe tener la rodilla flexionada. De esta manera se estiran los músculos de la pantorrilla y el ligamento del talón de Aquiles.
  2. Empujar la cadera contra la pared de manera moderada.
  3. Mantener la posición durante unos 10 segundos y relajarse.
  4. Repetir 20 veces con cada pie. Si sientes un tirón fuerte en la pantorrilla durante el ejercicio no te preocupes, vas bien.
  5. Sentarse en una silla con la pierna del pie afectado cruzada sobre la otra pierna. Tomar con la mano los dedos de pie afectado y llevarlos de manera moderada hacia ti. Si se complica alcanzar los dedos del pie con la mano, entonces toma una toalla y envuelve con ella tu dedo gordo para que puedas halar las extremidades de tu pie hacia a ti.
  6. La otra mano debe estar en la línea de la fascia.
  7. De igual forma, mantén el estiramiento por 10 segundos y repetir unas 20 veces.

fascitis plantar fisioterapia

La serie de ejercicios contra la pared son más útiles por las noches, después de los quehaceres diarios; los ejercicios en la silla, por otra parte, son más beneficiosos en la mañana antes de empezar el día. Pero más allá de estos ejercicios básicos, el médico podría recomendar la fisioterapia en un programa de ejercicios. Toda la terapia que recibas tiene el objetivo de estirar los músculos de su pantorrilla y la fascia plantar.

Una rutina de fisioterapia común podría consistir en lo siguiente:

  1. El uso de una tabla de estiramientos: la tabla debe centrarse en la fascia plantar, sóleo y, gemelos, disminuyendo significativamente la tensión excesiva en el tendón de Aquiles.
  2. Ejercicios con una toalla: colocar una toalla debajo del pie descalzo y tirar de la toalla con el pie.
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  3. Terapia de calor: se aplica en la zona afectada y ayuda a disminuir la tensión y la inflamación.
  4. Masajes: masajear durante 5 minutos la planta del pie con una pelota de golf, tenis o cualquier pelota de goma dureza. Otro masaje que se suele aplicar es el transverso profundo o cyriax, es un tanto doloroso pero los resultados son afectivos.
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  5. Cambios de temperatura: sumergir el pie 3 minutos en agua caliente, y luego 1 minuto en agua fría es muy efectivo. El proceso debe repetirse 4 veces.
  6. Fortalecer la musculatura plantar: para esto, se deben hacer 30 segundos de contracciones isométricas, con algunas repeticiones.
  7. Tapping o vendaje: cuando el dolor no es muy agudo, esta es una medida a la que frecuentemente acuden los deportistas. Es muy eficaz y proporciona alivio durante la práctica deportiva.

Métodos para tratar la fascitis

Aquí es donde el hielo, los masajes, los medicamentos y los impulsos eléctricos alrededor de la fascia plantar entran en juego.

Hielo: unas 3 o 4 veces al día, pasar los pies por hielo o, en su defecto, por una botella de agua fría es un tratamiento bastante efectivo.

fascitis plantar ejercicio con botella

Medicamentos anti inflamatorios (sin esteroides): ibuprofeno, naproxeno y a fines, reducen el dolor y la inflamación, sin embargo, antes de tomar cualquier tipo de medicamento consulta a tu médico.

Terapia extracorpórea de impulsos eléctricos (ESWT): consiste en recibir en la zona de la fascia, impulsos eléctricos de alta densidad que estimulan y ayudan a cicatrizar el tejido dañado. Este es uno de los tratamientos a considerar antes de llegar a la cirugía.

Uso de férulas

Durante la noche, la mayoría de las personas duerme boca abajo y, en consecuencia, con la punta de sus pies hacia abajo; esta es una de las principales razones del dolor en las mañanas. Las férulas se usan para dormir, con el propósito de estirar la fascia plantar durante la noche. Pueden ser incómodas pero son muy efectivas y solo debes usarlas mientras padeces el dolor.

Otras medidas

Antes de llegar a la cirugía, otras medidas que los médicos suelen tomar son las inyecciones de cortisona. Este esteroide es un anti inflamatorio muy potente que se inyecta directamente en la fascia plantar para bajar la inflamación y ayudar a reparar los daños. Sin embargo, el uso de estas inyecciones debe estar regulado, porque el exceso de esteroides puede causar que la fascia plantar se desgarre, convirtiendo el pie en pie plano y generando un dolor crónico. Así que hay que ser muy cuidadoso con este método.

Por otra parte, también puedes considerar el uso de zapatos con muy buen sistema de amortiguado y sistemas ortopédicos. Un zapato con un buen almohadillado reduce considerablemente el impacto contra el suelo y de esa manera reduce la tensión en la fascia. Los elementos ortopédicos como las plantillas para zapatos tienen el mismo efecto y ayudan significativamente.

Por último, recuerda que lo más importante a considerar en la fascitis plantar fisioterapia, es el reposo. El primer paso y el más importante para reducir el dolor, es disminuir o suspender las actividades que lo ocasionan. Todas las actividades de fuerte impacto deben ser postergadas hasta que la salud de tus pies vuelva a la normalidad.

Fascitis plantar duración

La dolencia de esta inflamación tiene la particularidad de aparecer por la mañana, debido a que la fascia se contrae durante la noche mientras la persona duerme, y desaparece luego de caminar un poco caminar un poco. En cuanto a la duración de los tratamientos, pueden distribuirse en tres fases, si la persona no mejora con la primera, se pasa a la segunda y así sucesivamente. Definimos estas tres fases a continuación:

Primera fase: puede tener una duración de 4 a 6 semanas y se centra en hacer cambios significativos en la rutina y los hábitos. En el caso de los deportistas, durante esta fase deben disminuir o en su defecto suprimir las actividades físicas de alto impacto (correr, saltar, etc.). Y tanto deportistas como no deportistas deben cambiar el calzado por uno que brinde mejor soporte. Asimismo, esta es la fase en la que los anti-inflamatorios orales, los masajes en la fascia, la crioterapia, los vendajes, los ejercicios y estiramientos cumplen su función curativa.

Segunda fase: si el dolor y la inflamación no bajan entonces se pasa a esta fase que dura entre 12 y 16 semanas. En este caso, para deportistas y no deportistas, entra en juego la fisioterapia, el uso de férulas nocturnas (que puede proporcionar un alivio de hasta 80 % en las mañanas), las infiltraciones de corticoides para combatir directamente la inflamación, y los yesos. Con estos últimos se busca inmovilizar la zona para que sane.

Tercera fase: en esta fase, el tratamiento temporal tiene un costo bastante significativo y tiene una duración de 6 meses aproximadamente. Consiste en procedimientos de última generación como el uso de ondas de choques focales y la aplicación de factores de crecimiento.

Las ondas de choque son un tratamiento relativamente novedoso que se aplica cuando el dolor persiste por más de 6 meses a pesar de los tratamientos anteriores. Los factores de crecimiento plasmático son procedimientos que se aplican en caso de epicondilitis en el codo, tendinitis rotuliana en la rodilla e inflamación en la fascia plantar. De igual modo se aplica solo cuando la fascitis tiene meses de duración. Ambos tratamientos son muy efectivos pero al mismo tiempo costosos.

Algunos casos son tan severos, que después de meses no alcanzan el alivio a pesar de pasar por estas tres fases de tratamiento, y entonces es cuando entra en juego la cirugía. Es la última medida a la que se acude porque se supone que la fascitis puede aliviarse en cualquiera de estas tres fases en un período de poco más de un año. La palabra cirugía puede sonar aterradora para muchos, pero los últimos avances han permitido que la Cirugía Percutánea del Pie sea menos agresiva y mucho más efectiva. Es un procedimiento relativamente sencillo y la recuperación rápida, sin embargo, debe guardarse un reposo exhaustivo durante meses.

Fascitis plantar operación

Como hemos mencionado, se llega a la cirugía cuando ninguno de los procedimientos anteriores son efectivos. El objetivo de la operación es básicamente liberar la tensión en la fascia y te explicamos cómo funciona.

Para empezar, existen varias opciones quirúrgicas a las que puede recurrir un médico. Estas, son algunas de las más populares y efectivas.

Topaz: se trata de una técnica de tratamiento percutáneo con un terminal de radiofrecuencia (coblation). Las principales virtudes de este procedimiento son el proceso posoperatorio sencillo, sin puntos y la recuperación rápida. Es la favorita entre los atletas porque permite la vuelta casi más acelerada a las actividades físicas.

La cirugía se hace de forma percutánea, es decir, a través de un punto, y consiste en soltar parcialmente la fascia en la zona dañada. Es una cirugía muy útil también para resecar el espolón calcáneo.

Para ser un poco más precisos, la técnica consiste en ir pinchando la fascia en distintas áreas para ir calentando y vaporizando toda la zona, aliviando el dolor e inflamación sin la necesidad de la utilización del bisturí.

La técnica funciona a partir de la ecoguia y es una de las últimas primicias en el campo de las soluciones para la fascitis plantar. La Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos (AAOS) le otorgó un premio a este procedimiento en reconocimiento a la labor por aliviar este tipo de lesiones.

Alargamiento del músculo gemelo: en los pacientes que presentan acortamiento del músculo gemelo interno, se les aplica un alargamiento de gemelo quirúrgico. El acortamiento de gemelos es una alteración del conjunto músculo gemelo y el tendón de Aquiles.

El alargamiento es una intervención sencilla en la que se secciona el tendón del gemelo interno con una pequeña incisión en la zona poplítea. De esta manera se libera la tensión mecánica del apoyo y esto incide directamente en el dolor ocasionado por la inflamación en la fascia.

Recordemos que los músculos gemelos, ubicado es la parte posterior de las pantorrillas, son los principales músculos motores que permiten la flexión plantar del tobillo. Estos se insertan en el hueso calcáneo por medio del tendón de Aquiles y terminan precisamente en este tendón.

Esta cirugía también puede ser un procedimiento ecoguiado, es decir, realizado a partir de las imágnes y la monitorización de un ecógrafo de alta resolución. En ese caso es un poco menos invasiva porque por las vías regulares esta cirugía requiere de una incisión de 4 cm, no obstante, con el proceso ecoguiado solo se necesita 1 milímetro de incisión.

Se utiliza anestesia local y el proceso no debería llevar más de 2 o 3 horas.

Cirugía percutánea del pie: es una técnica indolora y muy cómoda que solo requiere una incisión de entre dos y tres milímetros con instrumentos de corte, guiados por el fluoroscan, un aparato de radioscopia que permite ver los huesos durante la cirugía y que emite un 75% menos de radiación que el resto de los aparatos convencionales. La técnica Topaz entra en este rango.

Es un procedimiento que se aplica no solo para la fascitis plantar, sino para tratar los juanetes, la metatarsalgia (dolor en la base de los dedos del pie), las deformaciones de los dedos (en garra o en martillo), el espolón calcáneo, el el síndrome del canal tarsiano (dolor en el tarso hacia los dedos con hormigueos y pinchazos), el síndrome del seno del tarso (dolor en la parte posterior del pie cerca del tobillo), las uñas encarnadas y más. La verdad es que es un procedimiento bastante versátil que permite solventar estas dolencias con rapidez.

La intervención solo requiere anestesia local y es de régimen ambulatorio.

Fasciotomia parcial o total: se llega a este punto solo si por lo menos alguno de los procedimientos anteriores fracasa. Se trata de una exposición abierta de la zona que permite la liberación de las ramas nerviosas que pueden verse afectadas por el proceso crónico.

El procedimiento es muy efectivo, reduce la presión acumulada dentro de la fascia en la parte inferior de las piernas o los brazos. Una fasciotomía puede aliviar el dolor y restaurar el flujo de la sangre, sobre todo si se trata del síndrome compartimental (enfermedad ocasionada por la presión acumulada dentro de la fascia que causa dolor en hinchazón crónica). Pero, al mismo tiempo, esta cirugía se usa para solucionar la fascitis plantar y sus respectivas lesiones o infecciones. Puede ser una operación de emergencia o programada.

En síntesis, existen tres tipos de cirugía para tratar la fascitis plantar: la cirugía abierta, la cirugía endoscópica y la cirugía percutánea. Esta última es la más costosa, pero también la más avanzada y menos invasiva. Al mismo tiempo, solo requiere anestesia local y sus micro incisiones apenas si necesitan vendajes sencillos. Por otra parte, las dos primeras, exigen isquemia y, en ese orden, una anestesia mayor y no local.

fascitis plantar cirugía

Los procedimientos quirúrgicos no son recomendables para pacientes con diabetes o con problemas circulatorios porque, aunque se trate de micro cirugía, pueden presentar complicaciones al momento de la cicatrización.

Recuperación

Ninguno de estos procedimientos quirúrgicos ofrecen recuperación inmediata, por el contrario, la recuperación es progresiva y los médicos lo advierten sobre todo a los atletas.

Asimismo, se estima que el tiempo de recuperación está vinculado con el tiempo que tenga el paciente padeciendo la fascitis plantar. La comunidad médica calcula que un atleta profesional, por ejemplo, puede volver a correr o saltar en un nivel básico solo después de 6-8 semanas aproximadamente, pero para integrarse a las actividades alta demanda y desgaste físico, deben esperar algunos meses. En ese orden, el reposo posoperatorio debe tomarse muy en serio.

Pero, en el proceso recuperatorio también interfiere el hecho de si la operación fue de liberación abierta o endoscópica. En el primer caso, la recuperación será más lenta, y en el segundo, será más acelerada e indolora. Por eso, los médicos están optando por esta última alternativa.

Por otra parte, los médicos siempre nos deberían explicar bien los riesgos y efectos colaterales antes de pasar por el quirófano. Por todo esto, la cirugía sólo se aplica en casos raros en los que todos los tratamientos anteriores fracasaron.

¿Cómo prevenir la fascitis?

Las medidas para prevenir la fascitis son las mismas para prevenir cualquier tipo de afección o inflamación generada en el pie por pisada incorrecta. Te mencionamos solo algunas medidas preventivas.

  • Si no eres deportista, pero usas con frecuencia zapatos de tacón alto, disminuye su uso paulatinamente o disminuye el tamaño del tacón.
  • Usa zapatos con el ajuste y el amortiguado adecuado.
  • Si eres deportista, no te sobre-expongas a extensas rutinas de ejercicio.
  • Evita las rutinas y actividades de alto impacto.
  • Usa el calzado adecuado para cada tipo de actividad física.
  • Es esencial que realices estiramientos de la zona, posterior al esfuerzo. Una manera de hacerlo es tirar de los dedos y antepie hacia nosotros durante 20 segundos.
  • Si sufres de alguna enfermedad concomitante, como la diabetes o la artritis, ten en consideración las medidas anteriores y hazte chequeos constantes.
  • Siempre que sientas algún malestar o incomodidad, visita al pedólogo, él se encargará de examinar y mantener saludables tus pies.

Un diagnóstico temprano puede evitarnos mucho dolor y malestar.